¿Qué ha pasado entre nosotros? Ya no te conozco, te miro y ya no me siento seguro contigo. Nosotros queríamos hablar, ahora, nos peleamos otra vez. Si eres sincera, lo sabes, no merezco esto. Lentamente me entra miedo ya que tú no puedes amar los sentimientos que tengo, no me correspondes. Me pongo enfermo si me dices que esto es mentira. Me dices que soy tu gran suerte, pero te comportas como una niña porque me dejas sufrir. ¿De dónde viene ese odio?
No quería ver la realidad, que pierdo este sitio, este sitio en tu corazón, muy profundo, hasta tu alma. Tus miradas me cogen del cuello con una red. Ya no me escuchas, mis palabras no valoras, mis pensamientos vuelan por el cuarto en cualquier sentido. Tienes miedo, es mejor si escapas por esto. Mejor que te vayas cuando veas lágrimas en mi cara. Me voy a casa ahora, tiro la toalla. Si te tuviera, odiaría este texto. No estoy bien.
Me acuerdo cuando te vi la primera vez. Estabas hablando con tu amiga en la playa, en ese mismo instante supe que tenía ante mí a la madre de mis hijos, y cuando te reíste, sonó tan dulce que parecía que cantaban los ángeles. Y cuando sonríes es como si olvidara el sol y la luna, que son el regalo de Dios. Y por supuesto, como eres muy importante, se hecha de menos una persona así si ya no está. Si recibo la llamada y escucho que estas en cama, me hundo más que al tomar una droga. Hago una brecha en la pared con mi puño, tengo miedo, miedo de ir al hospital. Creo que puedes oírme, ahora estoy a tu lado. Los dos sabemos que entre nosotros ha pasado mucho. Como tienes que estar aquí acostada y te mantienen con oxigeno, da igual lo que ha pasado, quiero estar a tu lado pase lo que pase.
Los médicos dicen que hoy nos abandonas, escucho latir tu corazón suavemente. Y se me escapan las lágrimas, te quería decir tantas cosas; que quería arreglar nuestros problemas, que mis palabras eran verdaderas. Yo sé que los ángeles van a tener tu alma con mucho cariño y una mariposa volará todas las mañanas. Deja tus miedos aquí, llévate mis esperanzas. Yo sé que la muerte es una cosa triste para todo el mundo, apostaría mi corazón. Si pudiera llevarte hasta el cielo en mis brazos, acostarte allí y llevarme todos tus daños…
Pero es tu viaje. No puedo acompañarte. Dios no quiere que este contigo en este viaje. Es el momento en el que te quitan la vida y aunque estemos en contra, ya da igual, porque el destino existe. Esperamos ese día y lo malo siempre llega, hasta que llega el momento.
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