DIARIO DE LA GENERACIÓN XXI, TONTEE CON LA MUERTE Y CASI ME ENAMORO DE ELLA (Yeray)

Querido Yo, te escribo para decirte lo que he visto pasar ante mis ojos y lo que he sentido en mi piel. Te quiero dar tres misiones para que las cumplas. No se trata de salvar el mundo sino de alertaros de los peligros que acechan. Te doy estas tres misiones porque mirando atrás veo que tú sabías lo que iba a ocurrir pero el miedo a denunciar lo que sucedería te detuvo hacerlo pues en esa época, 50 años atrás, la opinión de los que te rodeaban era más importante de lo que venias viendo pero ahora eso ya no importa. La primera misión será que digas lo que en esta carta te explico, la segunda que intentes abrir los ojos y la tercera, la más importante, que me creas.

Sé que ahora mismo vives un tiempo en el que todo cambia, estás en la mejor etapa de tu vida, lo sé y también sé que es difícil que me creas, bueno allá voy. Empezaste a fumar a la edad de los 20 años, no me equivoco pues creo que fue el año de la Copa Sudáfrica, la fiesta era todo y lo más importante para ti aunque papá y mamá lo veían como yo lo veo ahora pero sintiendo su ausencia que pronto notarás te diré que le agradezcas la bofetada que recibiste por la cual te marchaste de casa. Conseguiste un buen trabajo en Marbella donde te encantaba veranear. Allí todo el mundo hacía lo que tú, la mayor parte del dinero en fiesta lo gastabas, no estaba mal ese estilo de vida porque disfrutar siempre es bueno pero pronto empezarás a cambiar.

¿Te acuerdas de lo que le dijiste a mamá cuando tenias 15 años?, yo sí, “nunca probaré las drogas”, eso dijiste pero pronto se te olvidó, creo que tardaste tres años. Sí, así fue, pues si no recuerdo mal el mismo día de tu cumpleaños, tus deseados 18, conseguiste la libertad que deseabas y como un prisionero con un arma que dispara al guardia, atentaste contra tu vida, poco a poco dejaste a tus amigos de toda una vida de lado pues el ambiente que conociste en la universidad se adecuaba mejor a tu estilo de vida. Ellos fueron, tus amigos como los llamabas, los que te dijeron “pruébala” que seguro que tu madre la toma para los nervios y no le pasa nada, esa fue el momento en el que deberías haber vuelto la cara pero no, continuaste y la probaste. Maldita sea, ¿que necesidad tenías? pero no te culpo pues yo sé lo que pensabas y al igual hice.

La hucha del cerdito que siempre tenias llena para tu viaje, el que de pequeño soñabas que harías en ese verano a Nueva York cuando cumplieses los 18 me parece recordar, se fue vaciando poco a poco, ¿dónde iba a parar? A manos de gente sin escrúpulos que te vendían tu muerte, pero no les culpo pues hambre pasaban. Ahora te quiero hacer una pregunta ¿darías la vida por un desconocido?, ¿No? pues piensa lo mismo cada vez que compras la droga a ese camello de todos los sábados porque estás dando tu vida para que ellos disfruten la suya, ¡que miserables!, pensarás, pues sí pero no les culpes pues ellos no te obligaban.

En Marbella a la edad de 26 años, si exacto cuando los juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Como odiaste que ganaran y como defendías a tu país, y te pregunto ¿dónde quedo ese entusiasmo?, lo perdiste todo poco a poco como todo lo que te rodeaba. Perdiste a tus amigos, a tu familia y a ese niño que llevas aun dentro y que yo ya no puedo encontrar, cuanto lo añoro pues tímido eras, tal vez factor por el que quisiste impresionar a los demás.

Ahora solo te puedo decir que no lo hagas, que adviertas a todos que no lo hagan, pon fuerza de voluntad que la vida te lo recompensará y mira a los ojos de la gente que te quiere que seguro que te ayudará. Te harás una pregunta, si creo porque te conozco bastante bien, mejor dicho me conozco, ¿porqué lo hago? Sencillo, ahora me encuentro solo sin nadie en quien apoyarme y he visto a muchos caer, tanto que decían, “yo controlo”, y es ahora cuando me di cuenta que lo más importante de esta vida es vivirla y todo aquello de la opinión, ahora, en este tiempo que yo vivo, no importa, es algo insignificante. Sé feliz y dí no a las drogas.