martes, 23 de marzo de 2010

INCOMPRENSIÓN (Estela Haro Puertas)


Lo que quiero hablar es algo que siento de verdad en el corazón y que necesita ver la luz.
Cierto es que me preocupa bastante la situación actual del mundo, una atmósfera llena de odios, envidias; momentos para muchos de esplendor y para otros de una gran miseria.
Es bastante triste ver cada día en las noticias esas aterradoras palabras de las cuales somos informados.
¿Cómo se puede concebir, cómo se puede tolerar que la imagen de esa pequeña niña gitanita ya no pueda ser vista por los ojos de sus padres cada día por el simple hecho de que una persona; sin escrúpulos, sin corazón, un día quisiera arrebatar lo que una madre ¿tuvo en sus entrañas durante 9 meses? Es eso ¿justo?
¿Cuánto tiempo llevan esperando unos padres sevillanos que su hija, la que un día desapareció, la que no han visto ni verán desde entonces, pueda ser encontrada para al menos tenerla de alguna manera tan superficial, mientras mentes perversas juegan con sus corazones como si de fichas de ajedrez se tratara?
Innumerables casos de mujeres, niñas, ancianas… que tienen que soportar el yugo de un hombre que decide cuando acaba su trayectoria. ¡Qué cobarde, qué ser más miserable! ¿Cómo se puede hacer desaparecer la vida de una persona a la que juraste amor eterno, a la que le dijiste que siempre estarías con ella, a esa chica a la que le dijiste “no te separes nunca de mí” o a esa pequeña a la que le diste la vida?
¿Qué tipo de corazón se tiene al abandonar a los que te dieron la vida como viejos trastos, como juguetes usados inservibles en cualquier lugar cuando ya molestan? ¿Cómo se puede hacer eso? Es inconcebible.

Cada día, cada paso que doy, veo sucesiones de casos que no paran de sorprenderme.
¿Por qué avasallamos al débil y alzamos al fuerte, por qué cohibimos al inteligente y adoramos la completa ignorancia?
Parece imposible que respetemos el gusto de cada persona por lo suyo, intentamos aplastar las ideas de otros para que haga bien a nuestra propia persona.
Que ruindad nos acompaña al agachar la mirada ante lo injusto y acobardarse ante la valentía.
Nos dedicamos a hablar, a estudiar, a analizar momentos del pasado, a incluso a veces burlarnos de situaciones acontecidas, pero… fijemos la mirada en éste nuestro siglo XXI y veremos que poco ha avanzado nuestra persona.

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