domingo, 7 de febrero de 2010

CULTURA Y DEPORTE (Rafael Rivera)

"La Caja de Pandora", pintura relieve de Pablo Ciliberti. Fuente: www.pablociliberti.com.ar

Me parece acertado el nombre de este periódico, “Caja de Pandora”, porque hace mucho juego con el nombre del instituto: “Virgen de la Esperanza”. Probablemente ya os imagináis a qué me estoy refiriendo. Efectivamente, al final del mito de Pandora sólo quedó la esperanza dentro de su caja. Pero detengámonos a recordar este mito por un momento. Pandora entra dentro de la mitología griega por culpa de Prometeo. Éste, resentido por haber perdido contra Zeus en la Titánida, le robó el fuego sagrado a los dioses y se lo regaló a los humanos para que así pudieran calentarse la comida. En contrapartida por esta acción a favor de los humanos Zeus hizo a Pandora, la primera mujer, y se la ofreció a Epimeteo, hermano de Prometeo, para que se casase con ella. Pero ahí es donde empieza lo terrible para el hombre.

Prometeo retratado por Rubens

Pandora no va de vacío al matrimonio, Zeus le regala un ánfora que supuestamente no debía abrir. Sin embargo ya sabemos lo que le pasó a Adán y Eva cuando le dijeron que no podían comer aquella manzana, fue lo primero que hicieron. Pandora no iba a ser menos y abrió el ánfora (que a partir del renacimiento se le empezó a llamar caja). Desde entonces se acabó el paraíso para los humanos, se escaparon del ánfora todas las miserias y desgracias (el crimen, la plaga, la tristeza, la pobreza,…). Sin embargo, parece que la mujer estuvo rápida de reflejos y cerró la caja antes de que se escapase la esperanza. Aquí, en este punto, me pierdo ¿Qué querían decir con esto los griegos? ¿Qué la esperanza es otra desgracia más? Porque supuestamente en el ánfora sólo había desgracias… Yo me decanto por esta hipótesis, los griegos siempre tuvieron ese toque cínico. Sin embargo, la mujer se puso contenta y salió corriendo y brincando de alegría porque aún no estaba todo perdido según ella, aún les quedaba la esperanza, les decía a los hombres. A esto llamo yo un origen machista de la humanidad, no solo se presenta a la primera mujer como la portadora de todo lo malo y desgraciado sino que además la dibujan como una insensata que se lo toma a cachondeo.


Grabado de Pandora en una vasija o quizás una ánfora

Y bien, muchos os preguntaréis qué hace el profesor de educación física hablando de mitología griega, ¿Y por qué no? digo yo, puedo hablar de lo me dé la gana. Sin embargo siempre suele haber algún vínculo claro con la educación física y mucho más cuando estamos hablando de griegos. Aunque también podríamos relacionar nítidamente la educación física con los antiguos romanos, los egipcios, los precolombinos, la china antigua, y el imperio contraataca. A ver, Prometeo regalando el fuego a los humanos no solo se convirtió en un dios benefactor para los hombres sino que además le quitó protagonismo a Zeus en los ritos, cosa que suele fastidiar en demasía a los dioses.

La palestra de las termas de la ciudad romana Segobriga (Castilla-La Mancha) y Platón.


El mismo Platón, que por cierto era el dueño de la mayor palestra (gimnasio) de su época, tenía una estatua de Prometeo en su academia y a modo de veneración celebraba una carrera deportiva con antorchas que partía desde allí mismo. De ahí viene la antorcha olímpica. Téngase en cuenta que los pueblos antiguos no sólo practicaban juegos deportivos sino que además les daban tal importancia que la religión (forma de pensamiento que duró unos cuantos días) tomaba a estas prácticas como sagradas. Por ejemplo, los juegos olímpicos que se celebraban en la antigua ciudad griega de Olimpia tienen su origen en los juegos fúnebres que practicaban los griegos prehoméricos, los cuáles son unos juegos bastante macabros. Estos los celebraba la familia de una persona recién fallecida. Imagínate que a la muerte de tu padre o tu hermano celebras en su honor unas competiciones deportivas y regalas valiosos premios a los vencedores, monedas y copas de oro, armas,… Pero todo esto con el cadáver aún caliente, nada de un recordatorio después de un año de la muerte, sino en pleno comienzo del duelo. Para hacer esto hay que tener el deporte muy enraizado en la cultura. Así eran los de la cuna de la llamada cultura occidental.



Claro que más prácticos fueron los romanos. Estos utilizaron el deporte para entretener al pueblo, sacándole a la máxima potencia el jugo del espectáculo. Para esto usaron las luchas de gladiadores que salpicaban todo de sangre y era muy divertido. Así el pueblo no le prestaba tanta atención a los asuntos políticos. Algunos de estos espectáculos podían durar semanas. Sin embargo más listos aún que los romanos fueron los cristianos de la edad media. Estos utilizaron el deporte a modo de torneos de caballerías. De esta forma mantenían a los caballeros en forma física para luego enviarlos a conquistar tierra santa. Y por último (saltándome unos cuántos siglos que ya analizaré en posteriores números), después de la revolución industrial, se quedó el deporte como una inversión pública, un derecho que recogen las actuales constituciones de muchos países vecinos de la Unión Europea (nosotros somos todavía más puritanos y nos queda el deporte sólo como un principio rector en la constitución), con el simple objeto de mantener la salud pública y así los gobiernos puedan ahorrarse unas pelas en la seguridad social. Un final muy mundano para un comienzo tan celestial.

No hay comentarios: