sábado, 6 de febrero de 2010

¿LA VIDA ES SUEÑO O LLUVIA? (Kandela González Espada)


Día 26 de enero. Día de lluvia torrencial…, aún diluviando, un mar colorido de paraguas se dirigía hacia el teatro La Velada, encabezados por medio departamento de Lengua del Virgen de la Esperanza
La obra a representar era “La vida es sueño”, clásico de Calderón de la Barca que interpretaron de manera insólita.
La llegada a La Velada fue caótica (no hubo heridos). Alumnos y profesores empapados a toda prisa por el adelanto de la función una hora (obra, gracia y plantón del Antonio Machado) y un director ofuscado a lo bohemio, intentando acomodarnos a todos en una quince filas.
Ya sentados y “en silencio”, la representación comienza. El humor hizo furor en el público (aunque la mitad no comprendiesen la historia), y se merecieron todos sus aplausos tras el trabajo de inmiscuir al público en el espectáculo (teatro sin cuarta pared se llama), teniendo en cuenta la poca participación activa del mismo (al menos yo fui muy poco efusiva). El momento culminante fue cuando uno de los actores, Paco, bajo del escenario “encandilado” por los ojos de Lola, que además de jefa del departamento de lengua acabo siendo una sonrojada Beatrice (el nombre que le dio el actor), y no es para menos.




Con torrente de aplausos y reverencias, acaba la sesión teatral para dar paso a “ruegos y preguntas”. Quitando las preguntas estilo `` ¿es cómodo el pañal? ´´ (momento de lucidez de un alumno brillante), se hicieron varias preguntas interesantes, de las que se sacaron en claro bastantes cosas.


Los actores (solo tres) se llamaban Inma, Paco (el sonrojador de Lola) y Gary (y no, no es el caracol de Bob Esponja). Al ser solo actores habían interpretado varios papeles cada uno y admitieron que era algo complicado, que la improvisación era algo fundamental en caso de no recordar el diálogo y que de volver a interpretar inmediatamente la obra, tendría algo distinto, no sería exactamente igual. Cuando alguien pregunto (como no ¿quién será?) azuzado por medio teatro (para variar, ya sabéis quien es ¿no?) por los objetivos de la obra, el director (algo descolocado, normal) respondió que la compañía busca acercar de forma amena y divertida los clásicos, muchos de los cuales estudiamos en el instituto, a los jóvenes y mostrar también lo que es el teatro, algo muy distinto a lo que muchos pueden pensar en un primer momento.
También nos contaron que la vida de actor o actriz es realmente dura; debían tener trabajos alternativos (por ejemplo, Paco es profesor de baile latino, aunque le costó contarlo y lo acabo diciendo el director), pues el teatro no da un gran capital. Por todo esto, los viajes se los tenía que costear ellos y así las ganancias eran pocas, otro de los motivos por el cual eran pocos, pues a mayor elenco de actores, mayor precio la entrada.
Nos aconsejaron que si queríamos dedicarnos al mundo del teatro tenemos que estar muy seguros y debe de ser realmente nuestro sueño, pues para aquellos que sueñan con hacer teatro, es una droga (tal como afirmo Paco, provocando alguna que otra risa escandalosa, sí, date por aludida) que ellos no quieren abandonar de momento. Y el director acabó sincerándonos que, en parte, adapto la obra de Calderón (un tochaco) a un público juvenil por orgullo porque alguien le dijo que no sería capaz de hacerlo. Una gran suerte para nosotros.
Después de los emotivos agradecimientos tanto por parte del departamento de lengua (Mayo habló con mucha labia), como de los actores y el señor director de la compañía (lo recalco como señor bohemio, cosa natural dedicándose al teatro), hubo una tanda de fotos. Nos volvimos a sumergir (literalmente no, pero casi) en la lluvia, apretujados en los paraguas de vuelta a nuestro querido instituto… en fin. Bonito teatro.

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