miércoles, 28 de abril de 2010

QUERIDA INOCENCIA... (Kandela)


Cuando era pequeña, el mundo era completamente distinto.

No había político; el país… que digo el país… el mundo estaba gobernado por un rey con barba, coloretes, pelo rizado y espumoso, con una corona brillante, que vivía en un castillo de piedras blancas y perlas. De hecho, no existía la palabra gobernar.


No había elecciones amañadas; una hermosa princesa sería rescatada de la torre del dragón por un apuesto ``príncipe encantador´´ ¡y cualquier de nosotras podía ser! No se puede amañar eso… ya que la palabra amañar tampoco existía.

No había guerras… un valiente héroe (que casualmente coincidía con el príncipe encantador) nos salvaba de todos los villanos. O… ¡qué diablos! Un hada saldría del mundo de los sueños y con su magia los arreglaría todo.


Era un mundo en el que con ponerte la ropa enorme de tu madre y pintándote los labios te convertías en una mujer adulta y bella. Un mundo donde el ser princesa estaba tan al alcance de tu mano como tocar las estrellas… ¡sólo tenías que estirarte! ¡Así, un poco más…!

Lo peor que podía pasarte era que saliese el monstruo que había debajo de tu cama. Pero no pasaba nada pues si te tapabas la cabeza con la manta no podía hacerte daño.


Pues aunque la sociedad actual intente convencernos de los contrario, yo seré la que jure y perjure que se puede vivir en un astro, que puedo transportarme a un mundo maravilloso cada vez que me duermo y que ni nadie ni nada hará que deje de cree en el amor eterno, ni en el príncipe azul en el que se convertirá mi sapo en cuanto lo bese…

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