Voy camino de una profunda locura, esa es mi única tortura. Solitaria y tentadora es la locura, mi cabeza se pierde en un mar de inquietudes que escapan a mi pensamiento. Verdades que duelen, y que destruyen mi mundo, eso que parecía estable. Pero, ¿que haría yo si no estuviera tan loco? Probablemente, estaría en el otro barrio, mi alegría hace tiempo que se hubiera apagado, pues dentro de mi cordura, la alegría es una utopía, algo casi inexistente. Si no hay alegría, ¿para qué vivir? Por ello, debo de mantenerme en mi locura, solo así podré estar cerca de mi felicidad, aunque a los demás no les parezca bien mi locura. Quizá es que “esos” no quieren verme feliz, o directamente, no verme. Lo siento, pero no seré yo quién les de el gusto, sobre todo porque hace tiempo que le perdí la vista a la cordura, quizá me la dejé en la barra de un bar.
PD: Si recupero la cordura, pondré un “que os jodan en la lápida”
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